jueves, 17 de abril de 2014

Día de boda

Seamos sinceros, que te inviten a una boda muchas veces es más un castigo que un motivo de alegría. Pero como nos va la marcha, si algún conocido se casa y no nos invita nos ofendemos mucho muchísimo.

Me encantan las bodas y las cosas que se llevan ahora. Tengo previsto hacer entradas de todas las monerías de tendencia, pero antes toca rajar de algunas costumbres que me dan ganas de arañarme la cara y  llorar sangre. 

Aunque es un evento que se suele avisar con bastante antelación, tienes tu vida, y quizás en esa fecha tenías otros planes que tendrás que cancelar en la medida de lo posible para no quedar como una desagradecida. Para colmo, el verbo invitar se ve mancillado por el dineral que te va a costar un cotarro que no ha sido idea tuya. Iremos dresgranando como nos van desangrando poco a poco a los invitados del feliz evento.

Quizás no tanto para los hombres, pero las mujeres tenemos que planear mil cosas antes de asistir al evento. Si hemos ido a más bodas con la misma gente, no se puede repetir modelito, lo que implica buscar vestido (de día, de noche, hace frío como para un chal...), bolso, zapatos que no duelan, manoletinas porque al final cualquier zapato dolerá, joyas(?) y los tratamientos de belleza pertinentes (mínimo peluquería y depilación). Esto es lo que llamaremos la "inversión de chapa y pintura".

Con suerte te peinarán sólo un par de horas antes de vestirte, pero como Murphy es cruel, seguro que ese día te toca pasearte con el moño alto o los tirabuzones perfectos desde primera hora de la mañana (visita al supermercado incluida, que tú mañana tienes que seguir tu vida, y sin víveres y papel higiénico, difícil).

Puede que hayas tenido el honor de ser nombrada dama de honor, valga la redundancia, y la feliz novia, que ve mucho el programa de David Tutera en Divinity, ha tenido la genial idea de que vayáis vestidas todas iguales. Para estos casos tengo una regla que se aplicará varias veces:
                                             
                                                          Si es tu capricho, págalo tú.

Habrá novias más flexibles que dirán: todas de rosa. Oye pues mira, puede que no sea mi color favorito del mundo, pero al menos puedo comprármelo a mi gusto, dentro de mi economía y con un corte que me favorezca. Las novias más caprichosillas dirán: tiene que ser rosa, y además de gasa, de un estilo griego... y te mandarán fotos para te inspires. Y luego están las novias locas, que quieren un vestido concreto (encima será carísimo) y se la pela que tú y su prima favorita os saquéis medio metro y 30 kilos, todas iguales y no hay más que hablar. Sí, pues te lo voy a decir muy clarito, por si no te has enterado:

                                                          Si es tu capricho, págalo tú.


¡Ok! ¡Lista y preparada! ¡Vamos pa' la iglesia! Por supuesto aparcar será imposible si no llegas media hora antes, y como a esa hora tú te estás retocando el maquillaje todavía, al final hay que dejar el coche en el quinto pino y andar en tacones unos metros que no habías previsto (para cuando te sientas a escuchar la misa, ya te matan los zapatos). 

Y cuando digo Iglesia, me refiero a un lugar genérico donde celebrar la ceremonia, religiosa o no. Que cada uno se case como quiera. 

Con mucha, mucha suerte, la ceremonia y la celebración son en el mismo sitio. ¡Bien! Sólo hay que encontrar al camarero más cercano y empezar a pimplar. Con un poquito menos de suerte hay que ir a otro sitio, relativamente cercano, y empezar a pimplar allí. Menos suerte es cuando la boda se celebra 2 o 3 horas antes y hay que hacer tiempo antes de ir al restaurante. Y la ausencia total de suerte, la putada de verdad, es que la pareja ha decidido celebrarlo (o puede que también casarse) en un pueblo perdido/sala de banquetes que está a tomar por culo a la derecha (inversión en combustible). Entiendo que os hayáis enamorado de un sitio precioso pero yo no tengo la culpa. Cuando acabe la fiesta los invitados tendrán que coger el coche con unas copas de más (posible inversión en multas/coronas de flores) (a ver quién es el desgraciado que se queda sin beber en una boda) o pagarse una noche de hotel (inversión por nocturnidad) para dormir más bien poco, porque la habitación hay que dejarla antes de la hora de salida. 

Si es tu capricho, págalo tú.

Me has hecho venir donde Cristo perdió la sandalia a tu boda de ensueño, así que ten la decencia de poner un autobús que de al menos un par de viajes para que la gente pueda venir y volver a casa sin jugarse la vida en la carretera ni gastarse más dinero en un hotelucho de este pueblo del siglo 19 o en un hotelazo, que también puede darse el caso.

La hora del canapé no debería ser más que eso: una hora. He estado en alguna boda más de 2 horas de pie. Que sí, que los canapeses están de muerte, pero os recuerdo que los zapatos me duelen desde la misa, así que por favor, un poco de compasión. Además, si sigues cebándome no tendré ganas de cenar. 

Llega la cena. Odio las cenas de bodas, estar 3 horas sentados comiendo un plato cada hora no solo es malísimo para el estómago es aburridísimo. Terminar de cenar a la 1 de la madrugada NO ES NORMAL. Y claro, eventualmente te has enterado de cuanto cuesta el cubierto, porque los novios lo van dejando caer en los meses anteriores. Se ve que ellos aspiran a que a pesar de que te han "invitado", la cena te la pagues tú (inversión encima de puta, apaleá). Porque está muy de moda esto de la boda a coste cero: Como me quiero casar y celebrarlo por todo lo alto, invito a 200 tontos y que la boda se quede pagada entre todos porque la normal social dicta que se debe pagar lo que valga el cubierto y algo más, pobrecillos. Además, ¿80€ por persona? ¿En serio? ¿Estamos tontos o qué? 

                                                        Si es tu capricho, págalo tú.

 Porque seamos serios, ¿a cuántas bodas habéis ido en las que la comida valía realmente eso? 

Y entonces llega ese momento que a mi personalmente me parece vergonzoso: el paseo por las mesas para recoger los sobres con dinero. De verdad, no lo soporto. Se que es inevitable que les regalen dinero a los novios, mucha gente lo va a hacer para salir del paso y sentir que cumple con el protocolo social, pero lo de hacer la ronda es superior a mis fuerzas. Pero hay algo incluso peor que pasar a hacer la ronda de los sobres: poner un número de cuenta en la invitación de la boda. Se puede tener mal gusto. Y luego esta esto. Yo lo interpreto como: No necesito nada. Me apetecía celebrar un bodorrio así que no me molestes en mí día especial con ordinarieces como sobres de dinero. 

                                                       Si es tu capricho, págalo tú.

Durante la cena, adicionalmente, pueden torturarnos de las maneras más creativas: numeritos musicales de familiares, cartas de amor leídas con micrófono de los 90 (una delicia para el oído), presentaciones de power point con fotos de los novios, música en directo que te hace sangrar los tímpanos...

Y con suerte sobrevives a este día eterno y te despides de los novios diciéndoles que todo genial, que la comida estaba buenísima y que te lo has pasado de rechupete. Te dejarás caer sobre la cama con la cabeza llena de orquillas y la cara llena de churretes de maquillaje. De los pies ni hablemos. ¡No voy a más bodas mientras me acuerde! Piensas justo antes de quedarte sopa.

lunes, 14 de abril de 2014

Mini-Beyoncés o cómo dar por saco una semana

Hellouses!

Hoy voy a hacer un poco de ego-blogger poniendo algunas cosas bonitas que he hecho últimamente.

Hace dos findes me pasé 3 días cosiendo una colección de 7 mini-Beys de fieltro que he presentado esta semana por entregas en instagram y en twitter, a razón de una al día. Estoy super contenta con ellas, las había estado retrasando y retrasando porque siempre se me anteponía algún proyecto de scrap, pero cuando me puse no podía parar.




Ya las tenía diseñadas hacía semanas en mi precioso cuaderno de minis temático de la Biyón que publiqué en Instagram.


Me encanta todo de este cuaderno. La ilustración tan monosa que me hizo Ely, el papel que pone XO de una de mis blocs de scrapbook, que el lazo sea en relieve, el banner de madera con la letra de la canción, los lazos...






En cuanto a las minis, hice estas 7 que os muestro a continuación. Tengo más dibujadas, pero no se si haré más, o al menos si lo haré pronto.


 Crazy in love I y II

Single ladies




 Drunl in Love, Pretty Hurts, Flawless (tour) y XO.


Esta foto me encanta, algo muy muy muy mono tengo que hacer para que esas minis se muden a otro sitio. Levanto la vista cuando estoy en mi mesa y es todo muy: oooooooooooi *o*

Foto de Familia





He añadido a la colección esta mini Bey que hice hace más tiempo, con el mono azul de brillantes que Beyoncé llevó en la primera parte de la gira.

Y la miniBey del video de Countdown que tiene incluso más tiempo. Me la pongo muchísimo porque es muy mona, muy sencilla y rosa. Es ligeramente más pequeña que las otras porque antes hacía las muñecas casi la mitad de pequeñas y aunque he ido aumentándolas poco a poco, esa aun me pilló en talla intermedia.



Por supuesto, aparte de violearos sin ningún tipo de compasión vuestras timelines en Twitter, he acosado a Beyoncé. Lo admito. Bueno a ella no, porque ella pasa de las redes sociales, pero su Community Manager tiene que estar de mí hasta el gorro porque la he etiquetado en cada una de las minis y la he mencionado por twitter el doble de veces. Beyoncé (o su equipo) suelen poner en facebook o compartir en su web BUENAS covers, diseños o homenajes que le hacen. No me digáis que no estaría SUPERGUAY que dijera algo de las minis. A mi me da un patatús. Si me hizo ilusión que Hayden Williams le diese a me gusta a la página del smash que le dediqué, me pasa lo mismo con Beyoncé y me muero.

Bueno, es todo por hoy después de sacar a la luz la fangirl histérica que llevo dentro de mí.

XOXO



martes, 8 de abril de 2014

La patente repelente

¿Qué pasa? ¿Cómo vais?

Hoy vengo a maldecir. Resulta que me estoy ocupando de los trámites de una patente y sólo puedo decir que jamás me he visto en un proceso administrativo tan sumamente ODIOSO.

Empezando por la web de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) que a mí, que navego 24/7 y con estudios universitarios técnicos me parece complicada de narices. Mira que he entrado veces, pues me cuesta entre 5 o 10 minutos encontrar algo que leí otro día. Es absolutamente terrorífico.

Luego está la ingente cantidad de documentación. El contenido no está mal, lo reconozco, y menos mal que alguien se tomó la molestia de prepararlo en su día, porque si no todo sería aun más infernal, acaso sea posible. Pero hay tantas cosas, tan mal distribuidas, tan pésimamente titulados los documentos que si ya de por sí es tedioso leerse los manuales que se aplican a tu caso concreto, ya no os digo revisar los que no se aplican hasta que te das cuenta que no te valen pa' ná.

Y venga, fiestón, te hinchas de leer y cuando por fin tienes claro cuales son los trámites a realizar ¡bang! Primer soponcio: hay que redactar una memoria.

¿Por qué zeñó, por qué? 

Amablemente los funcionarios de la OEPM han redactado un par de memorias de ejemplo, y te explican como ir montando el invento versión for dummies. Y yo, que aun no he dejado atrás mi espíritu de estudiante (ya despacharé otro día sobre mi resaca ingenieril) me leo todo pasito a pasito, como si fuera tontita, como si estuviera preparándome un examen o una entrega.

Y después de conseguir que todo quede en el formato que se exige (fuente, márgenes, numeración de páginas, numeración de líneas, y demás chorradas) y de que el estilo de redacción sea en ese estilo pedante, relamido y enrevesado de los documentos oficiales hubo una visita a Madrid con la que yo pensaba que todo quedaría finiquitado y que podría retomar mi vida. Pero no... Porque allí, nos indicaron amablemente algunos errores de la memoria (chorradas, la verdad) aunque admitieron que estaba todo bastante bien, que la gente iba sin tener ni idea de nada, y llegaba a pasar por allí entre 15 y 20 veces. Perdona, ¿qué?

Así que abortada la operación de presentación presencial viene el segundo soponcio: La Sede Electrónica

Cuando creía que no encontraría otra plataforma menos intuitiva y con menor usabilidad al usuario, me encuentro esto. Mae mía. Para tener derecho a que examinen tu solicitud, primero hay que pagar las tasas correspondientes. No voy a decir cuanto hemos pagado, porque me parece obsceno, pero es muy vergonzoso que haya que pagar por adelantado para que trabaje el funcionario de turno. Me cago en tu estampa, cóbrame cuando me apruebes la solicitud. Pues no, amigos, es que lo tienen todo pensado, porque cada vez que el examinador te diga que nones, que hay que cambiar algo de la memoria, vuelves a pagar. Así es la cosa. El caso es que tenía que pagar las tasas, y tuve que llamar 3 veces a la atención telefónica porque eso no había por donde cogerlo. Por cierto, 2 de los 3 operadores fueron muy amables, y el restante un gilipollas. Tenía que decirlo. Ah bueno, y cuando pagué petó el sistema y no me dio recibo y a ellos no les constaba... muy guay todo, aunque se pudo arreglar con el resguardo del banco...

Luego te bajas un programa que está diseñado por Satanás, pensado, supuestamente, para rellenar de forma cómoda y sencilla solicitudes y documentos oficiales y enviarlos via online ya firmados y todo. Cómoda mis cojones y sencilla tu madre. Dos malditos días para entender como iba la cosa, porque el manual correspondía a otra versión y porque es todo como muy del 2000, por no decir de los 90. Horroroso.

Y por fin, después de solucionar las miles de alertas que daba el programa en cada pantalla por verdaderas tonterías, consigo adjuntar todos los documentos, firmar la solicitud y enviarla. No lloré de milagro.

Y entonces llega el feedback de la primera funcionaria que nos atendió en Madrid, con nuevas correcciones de mierda (!). A ver, que yo se lo agradezco muchísimo, pero de verdad, no creo que tenga mayor importancia que los títulos de las secciones tengan color o que la primera página no tenga número (lo indicaba el manual, yo seguía órdenes). Lo que más revienta son las contradicciones, claro, entre lo que dice el manual y luego me dice, o entre sus correos solamente, que me ha hecho hacer y deshacer lo mismo 4 veces.

Claro, en este plan entiendo que la gente vaya 20 veces. Totalmente lógico si se rechazan las memorias por chorripolleces.

Y nada, esperando que me den el visto bueno, ando. No diré que no he aprendido de la experiencia, mentiría. Quien sabe si tengo que hacer alguno de estos trámites más adelante. Lo que si tengo claro es que no me han quedado ganas para meterme en este follón en un futuro próximo.


viernes, 4 de abril de 2014

De mayor no quiero ser

El título ha quedado un poco a lo Yoda, ¿no?

Hoy me apetece hablar un poco de las diferencias generacionales.

Por un lado están las típicas padres-hijos o abuelos-nietos. Y por otras las inherentes a la época a la que pertenecemos, ya que no son lo mismo los padres de antes, que los padres de ahora.

Te puedes llevar relativamente bien con tus padres, pero las discusiones son inevitables. Y no me refiero al típico conflicto adolescente de "quiero salir hasta las 1000 de la noche y mis padres no me dejan", que también se puede debatir. Me refiero a que llega un punto en el que ya te has formado realmente como persona, tienes tu carácter, tus opiniones, tu manera de hacer las cosas pero "mientras vivas en esta casa harás lo que yo te diga". Madre mía, qué pesadez.

Hay un momento en la vida de todos (y reitero, me refiero ya a una edad madura,  cuando ya te has desarrollado completamente a nivel personal) en el que te la empieza a soplar y dices "sí, mamá, sí papá" cuando te están dando la chapa lecciones de la vida y luego haces lo que te sale del alma. Y esto no es malo, es normal. Es ley de vida. Es el punto de inflexión en el que no dejas a tu madre que te reorganice las toallas porque "así no se doblan" o le explicas a tu padre que no es necesario que monte un pollo en tu nombre en un establecimiento, que ya te quejarás tu sola.

Y no es que los hijos seamos unos desagradecidos, o al menos yo pienso que la gran mayoría no lo somos. Se trata de que no nos pueden seguir guiando paso a paso y a su ritmo por la vida porque nosotros ya sabemos andar solos.

Mil veces nos van a decir que lo estamos haciendo mal, que no tenemos razón, que no sigamos adelante con nuestro "capricho". Gracias por la opinión (que puede que ni siquiera os haya pedido) pero quiero ejercer mi derecho a equivocarme y aprender de la experiencia o lamentaré toda mi vida no haberlo intentado porque a vosotros os parecía mal.

A lo mejor vosotros tenéis unos padres superguays, pero la gran mayoría tenemos unos padres normales de los de toda la vida. De los que cambian de canal cuando sale una teta, te controlan las notas, te dan un cachete en el culo, te regañan si te caes y no te dejan bañarte hasta que no han pasado 2 horas desde que comiste. Seguro que en algún momento de vuestra vida os habéis cruzado con alguien con ese espécimen raro de progenitor chachi y te morías de la envidia: compraba cualquier cosa que le pidiera su churumbel, no le ponía hora para salir, hablaba contigo de tú a tú, respetándote como la persona humana que eras y dándote consejos para sobrellevar la mano dura que te esperaba en casa. Pues bien, a lo largo de los años he comprobado que un alto porcentaje de esta clase de padres era más joven que los míos y por tanto más modernillos. Y cuan grande ha sido mi horror al comprobar que a medida que pasaban los años se iban haciendo más tiquismiquis, menos enrollados y más carcas.

¿Eso es lo que pasa? ¿Hay una edad a partir de la cual te conviertes en un brasas? ¿Estamos condenados a dar por saco a nuestra descendencia por algún tipo de alarma genética en nuestro cerebro? Como os digo, parece ser que sí. Hasta los más guays se vuelven un verdadero coñazo alrededor de los 45 (comprobado científica y empíricamente, y no os pongo los informes porque me lo estoy inventando todo, claro) y de ahí pa' lante sólo empeoran.

Otra cuestión son los conflictos que surgen por los cambios en la sociedad. En mis tiempos de la ESO mis amigas salían de noche pero a mi no me dejaban. Esto con 13 o 14 años te parecía la injusticia más grande del universo. En cierta forma lo es. Ahora que tengo 29, entiendo que una niña de esa edad no es suficientemente madura para estar tirada en la calle. Pero habiendo sitios donde se pueda estar recogíos y ocupándote de llevarlos y traerlos (por qué no ponerse de acuerdo con otros padres y turnarse) ¿por qué vas a privar a tus hijos de tener una vida social fuera del colegio? Cuantas veces he escuchado : "pues sales más temprano, de día" y mi contestación era "a esa hora no sale nadie, saldría sola".

Y eso que nosotros íbamos a los billares y a jugar al futbolín. Miedo me da, cuando yo tenga hijos, si ahora se ponen como las grecas en los botellones a una edad en la que yo aun jugaba a las Barbies con mi hermana. Intentaré por todos los medios que mis niños sean niños todo el tiempo posible, pero no privarlos de pertenecer a un círculo social. Eso sí, interésate por el círculo social de tus hijos. Invita a sus amigos a dormir a casa, conoce a sus padres. Es posible que si conoces con quien se mueven, te resulte más fácil confiar en ellos (o al revés, y sabes que tienes que echarle los dos ojos, en vez de uno).

Si educas a tus hijos de forma sana, se comportarán de forma sana. Quizá salgan con otros que beban y fuman, y ellos no lo hagan. Y si los pillas haciéndolo no les arrees un bofetón delante de su pandilla, o le des un manotazo en la mano al grito de "¡no!¡caca!". Explícales razonadamente por qué es perjudicial para él.

Todo esto viene a que llevo en mi casa desde julio y voy a tirarme por una ventana (o tirar a alguien, me da por días). Fritita por emanciparme y vivir mi vida a mi manera, a menudo me encuentro reflexionando sobre la necesidad que tiene mi madre de que me levante como si tuviera un muelle en el culo para hacer algo que no corre ningún tipo de prisa o de que mi padre me diga que "así no se barre" cuando yo a él no lo he visto a barrer en mi puñetera vida. Y me planteo: ¿seré yo TAN cansina dentro de 10,15 o 20 años? Ya tengo mis ramalazos, no os creáis, pero todavía soy capaz de morderme la lengua y decirme a mí misma que no me meta donde no me llaman.

El otro día, hablando del tema, surgió la idea de recopilar estas cosas que ahora mismo como hija, me repatean. Sería un recordatorio para mi yo del futuro de esas frases, actitudes y manías que llevo años prometiéndome a mí misma que no quiero repetir, que yo seré diferente. Puede ser un experimento interesante:

¿cambiaré tanto como para que me la pele muchísimo lo que anoté como comportamientos reprochables?; 

¿me golpeará la realidad de los cambios e intentaré cambiar?;

¿veré un lado diferente de las cosas y comprenderé que había que estar en la situación para entender de lo que estaba hablando?; 

¿utilizaré esas notas como mantra cuando sienta que me posee el espíritu de mis ancestros y así mantenerme en un estado perpetuo de madre chachi?

Aaaah... ¿quién sabe? Pero creo que merece la pena intentarlo como experiencia personal.

Vaya tochos os meto últimamente, queridos NO lectores. Menos mal que no me leéis. Estaré encantada de no lees vuestras batallitas de padres e hijos en los comentarios.

Besis